Transcripción de las participaciones de familias de Ayotzinapa en San Sebastián Bachajón, Municipio de Chilón, Chiapas, 17 de junio de 2015.

(xColectivo Radio Zapatista)
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Saben de asesinatos, tortura, prisión política, persecución y despojo. Habitan tierras recuperadas y son adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona desde 2007. El 24 de abril de 2013 vieron morir asesinado a Juan Vázquez Guzmán y, el 21 de marzo de 2014, a Juan Carlos Gómez Silvano. No hace ni un mes que falleció otro compañero, también adherente de la Sexta. A media tarde del 20 de mayo de 2015, Delmar Feliciano Méndez, de 17 años, comenzó a ser perseguido en San Gerónimo Bachajón, barrio de Santa Lucía, por la policía municipal de Chilón. En la huida, Delmar resbaló, cayó al río y murió. Delmar tenía motivos para escapar, pues fue esa policía la que asesinó a Juan y a Juan Carlos y la que hasta ahora ha torturado y encarcelado a seis muchachos y hombres de la comunidad: Juan Antonio Gómez Silvano, Mario Aguilar Silvano y Roberto Gómez Hernández (presos en Yajalón), Santiago Moreno Pérez, Emilio Jiménez Gómez (presos en Playas de Catazajá) y Esteban Gómez Jiménez (preso en El Amate).

En este “Primer Encuentro con los Familiares de los Normalistas de Ayotzinapa, Guerrero”, el maestro de ceremonias aclara que “ayudar al que lo necesita” no sólo es parte “del deber, sino de la felicidad”. Una frase atemporal conjuga en “A” muchos dolores vivos y se repite y se repite como el eco que la rebota en los cerros en lucha que rodean este encuentro: “Justicia para Ayotzinapa, Acteal, ABC, Atenco”. Ante esa comunidad que los recibe y escucha, que les aplaude y acompaña con oraciones, palabras y silencio, hablan el 17 de junio de 2015 familiares y estudiantes de Ayotzinapa.
Palabras de don Tomás Ramírez, padre de Julio César Ramírez Nava:

“Buenos días, compañeros, hermanos de la Sexta Bachajón. Este… nosotros traemos el mensaje en esta caravana que fuimos invitados por varios compañeros de las organizaciones. Pues este mensaje que nosotros venimos a decir que el gobierno, hasta la vez, no nos ha hecho caso. Ya vamos para nueve meses. Nueve meses en que ese gobierno, ese gobierno, como decimos todos, latifundista, ese gobierno asesino, que nada más desaparece la gente porque él quiere. ¿Por qué? Porque tiene el poder. Porque tiene el poder. ¿Pero por qué, compañeros? Porque viene el problema de las votaciones. Porque simplemente nosotros no nos damos cuenta al votar que esos gobiernos corruptos van a seguir, van a seguir robando a nuestro pueblo, a nuestras tierras que nos quieren quitar. Por eso digo, estos compañeros y les traemos el mensaje de las mamás y de los papás que están buscando sus hijos porque hasta vez no los encuentran ni les dan respuestas el gobierno corrupto.

Entonces, pienso, ¿verdad?, que ¿por qué? ¿Por qué los tuvieron que secuestrar y matar en Iguala el 26 de septiembre? ¿Por qué gente de su gobierno tuvo que asesinarlos y desaparecerlos? He ahí la falsedad de que dicen son gobiernos, son presidentes perfectos. Pero no, compañeros. Como nosotros y ustedes están en sus problemas, y nosotros, para buscar nuestros hijos, y hasta la vez no tenemos respuesta. Entonces, ¿en dónde están? ¿Adónde se los llevaron? ¿Cuándo los van a entregar? No sabemos. A veces, compañeros, dan ganas de llorar, ¡tristeza!, porque haberle quitado a un hijo sus esperanzas de que él quería superarse. Porque sus padres eran pobres. No tenían recursos para pagar una escuela de gobierno. No tenían recursos. Esas esperanzas murieron en Iguala. Ahí acabó todo con la muerte de nuestro hijo Julio César Ramírez Nava. Ahí acabaron sus ilusiones de ser un maestro, porque él sabía que hacían falta maestros.

Por ejemplo, aquí en esta región. Desde que yo me he dado cuenta, hacen falta maestros aquí. Y ése es el gobierno que no quiere más maestros. No quiere. Quiere desaparecer las escuelas pa’ que no sigan, ¿sí? ‘Tons, compañeros, los problemas siguen para nosotros y para ustedes. Por eso digo que no nos vamos a dejar. No nos vamos a dejar que nos quiten para ustedes su patrimonio que ustedes tienen. Y nosotros vamos a seguir en la lucha, en la lucha que nosotros vamos a encontrar nuestros hijos porque nos dicen que están vivos. ¿Adónde los tienen? Y ahí está, compañeros. Porque vivos los queremos y vivos los vamos a encontrar. Gracias, compañeros”.

Palabras de doña Cristina Bautista Salvador, madre de Benjamín Ascencio Bautista:
“Buenos días a todos que están presentes. Pues mi nombre es Cristina Baustista Salvador y soy la mamá de Benjamín Ascencio Bautista. Pues, como se han dado cuenta, ya vamos para nueve meses, no sabemos nada de nuestros hijos. Aquí vamos invitando a toda la gente que está con nosotros de diferentes organizaciones, de diferentes comunidades. Nunca me imaginé que iba a llegar hasta acá, pero les agradezco mucho de la comunidad Bachajón, o como se pueda decir. Yo vengo de Guerrero. Yo soy de una comunidad, de Alpuyecancingo de las Montañas, municipio de Ahuacuotzingo, Guerrero. Pues mi hijo, su ilusión, es ser maestro, como cuando estaba en Bachilleres decía que quiere ser alguien en la vida, iba a ser maestro, y que iba a ser diferente que a su papá, porque él se fue desde el ’99. Me los dejó mis hijos chiquitos y yo tuve que trabajar por ellos. Soy mamá de tres hijos. Y eso no se da cuenta el gobierno, de que como madres nos da trabajo de criarlos a nuestros hijos, ya cuando están grandes, los desaparecen. Eso es lo que no se da cuenta el gobierno. Porque en esa escuela que están estudiando los muchachos en Ayotzinapa, pues ahí salen muy inteligentes. Ahí ellos se dan cuenta cómo es el gobierno trabaja, cómo es el gobierno es un corrupto. Y los que luchan, los desaparece o los manda matar.

Pues aquí ya vamos para nueve meses sin ninguna respuesta. Nada. Pero toda la gente que está con nosotros, por ejemplo como ahorita están juntos y unidos, eso nos da fuerza, nos da fortaleza para seguir luchando y buscando a nuestros hijos y exigiendo el gobierno que nos entregue, porque sabemos muy bien que él los tendrá escondidos o quién sabe dónde porque él mandó, a Peña Nieto más seguro, que los desapareciera a nuestros hijos porque andan, este… haciendo ruido o por algo les molestó.

Pues así hemos pasado muy difícil. Yo, como madre de Benjamín, pues he vivido en esa escuela. Ya vamos para nueve meses que no he ido a mi pueblo. Mi hija menor que está estudiando y trabajando, ahora lo va a terminar el día 3 de julio de Bachilleres. Y ella pues me ha dicho: “No te preocupes, mami”, dice, “vas a encontrar mi hermano y no me pidas que yo ya no siga estudiando porque yo también quiero ser alguien en la vida y vamos a ser”, dice, “vamos a lograr nuestros sueños. Mi hermano tiene que regresar”. Le digo, pues esto es lo que tenemos fe y esperanza porque están los peritos argentinos, los expertos. Ellos están trabajando. Nada más que el gobierno ha negado que no quiere entregar los expedientes, pero nosotros pues ahí como padres de familia y estudiantes andamos haciendo ruido, invitando a las comunidades a que nos acompañen. Igual pueden hacer ruido para que se dé cuenta el gobierno que no estamos solos y que nos están acompañando todo el mundo. Igual que el 30 de mayo, ve que dieron el testimonio documental. Eso para que todo el mundo se dé cuenta que no queden en olvido, que sepan y que tiene que aceptar el estado. Él fue que los desapareció nuestros hijos y los demás que han luchado también. Y así vamos a ir, este… luchando y pidiendo apoyo a que no nos abandonen, que nos sigan apoyando hasta encontrar nuestros hijos. Bueno, gracias por escuchar.”

Palabras de doña Bertha Nava, madre de Julio César Ramírez Nava:
“Quiero dar las gracias a que nos permitieron llegar aquí y esa invitación también que la estábamos esperando, no’más viendo la hora en que nos mandaran la lista. Pues gracias por permitirnos haber llegado aquí a su lugar, a sus casitas, a sus corazones. Pues yo lo único que les quiero decir es que en Tixtla pues el gobierno trata de intimidarnos porque sus militares están rodeando nuestros cerros. Están arriba en los cerros. Nada más están viendo qué estamos haciendo, con quién nos estamos reuniendo, qué vamos a hacer, porque hasta se han detenido en sus helicópteros a vernos por debajo de las láminas que tiene la… está techada una cancha de básquet y ahí, a veces, estamos los papás. A veces con alumnos también. Y pues se detienen a ver con quiénes estamos platicando y nos están apuntando con sus metralladoras o no sé qué es lo que cargan arriba en los helicópteros. Piensan que nos vamos a intimidar. Que vamos a tener miedo. Pues no tenemos miedo, porque lo está viendo que de una o de otra forma nosotros vamos a salir. Nos tiene taponeado que es el paso por donde se le dice Tierras Prietas. También está taponeado al lado de Chilpancingo para entrar a Tixtla. Está antimotines, federales, estatales, militares igual de esa misma forma. Digo ¿por qué tanta agresión contra nosotros? Todavía de que se han ensañado con nuestros muchachitos, ahora se ensañan con nosotros como papás de familia. Y digo yo que si es un delito estar buscando a 43 muchachos. Yo pienso que no es un delito. Es nuestro derecho. Como dice Peña Nieto que tenemos derecho.

¿Entonces por qué pisotea nuestros derechos? ¿Por qué pasa sobre todos nosotros? ¿Porque no tiene conciencia o porque no tiene cerebro? Yo creo que es porque no tiene cerebro porque, si lo tuviera, hubiese de estar agradecido con todos nosotros que así como nos dicen que somos unos indios patarrajadas, pero a mucha honra y con mucho corazón. En cambio él, ¿de qué le sirve estar sentado en esa silla donde no debe de estar? Debe de estar gente con pensamiento, gente para pensar mejor para sus comunidades y es al contrario. Lo único que le importa es estarse llevando el recurso de cada comunidad, de cada pueblo, de cada ciudad.

Pues yo digo que ya basta de tantos atropellos que nos están haciendo. De tanto pisotearnos como padres de familia nuestros derechos, los derechos de nuestros muchachos que, lo único que quieren, es superarse, ser unos buenos maestros para llegar a unas comunidades tan lejanas como éstas, para estar con personas como ustedes, para que conozcan también sus derechos. Que no tengan los ojitos cerrados ni la mente cerrada. Porque al gobierno es lo que le gusta. Que todos estamos como que no sabemos nada. Que todo está bien, aunque nos esté dando no’más un mendrugo de pan cuando nos merecemos todo lo mejor. Pero no, porque el Peña Nieto lo único que le interesa es estarse llevando todo el dinero a su bolsa. ¿Para qué? Para estar comprando sus aviones, para estar yendo a viajar, estarse derrochando nuestro dinero, porque saben bien que es nuestro dinero. Poquito a poquito se llena el jarrito, pero todo eso es de nosotros. Ellos, ¿qué es lo que trabajan? Nada. No trabajan nada porque nosotros somos como las hormiguitas poniendo un granito tras granito y ahí hacemos bastante.

Pues yo creo que no hay que seguir permitiendo tantas cosas, tantas vejaciones que han cometido con nosotros, con ustedes que están hasta aquí en su rinconcito. ¿Por qué? Porque aquí, dicen, aquí no saben si existen ustedes o no existen. Porque nosotros, por ejemplo, en Tixtla, no’más estábamos nosotros pensando en nuestro dolor. Estábamos cerrados en nuestra burbuja diciendo “pos no’más somos nosotros, nosotros somos los tocados, nosotros somos los adoloridos, nosotros somos los pisoteados”. Pero llegar acá, a su casa de ustedes, a compartir con ustedes, a saber de sus dolores como dicen nuestros compañeros zapatistas, pues estamos viendo que no. Que todos, de una otra forma hemos sido golpeados. Y pues yo creo que, como dicen ellos, que unidos, organizados, pues vamos a poder hacer muchas cosas.

Y yo, pues aquí estoy, como madre de Julio César Ramírez Nava, uno de los tres muchachitos que, pues, acribilló a balazos el gobierno. Dos de sus compañeritos que dejó lesionados, y pues aquí seguimos, con este dolor y con esta rabia, pues seguimos adelante, informándole que no vamos a parar. No tenemos miedo. Se nos ponga quien se nos ponga, vamos adelante porque ya estamos hartos de tanto atropello. Pues aquí estamos, compañeros. Y gracias, gracias por brindarnos este espacio y estar compartiendo con ustedes aunque sea unos minutos, unos segundos”.
Palabras de Omar García, estudiante de la Normal Rural de Ayotzinapa:

“Buenas tardes, compañeros, compañeras que nos acompañan. Gracias por habernos recibido en este lugar. Conocemos la trayectoria histórica, la lucha que han emprendido desde hace más de veinte años. Incluso más. Podemos decir quinientos años. Reconocemos su lucha. Nos han inspirado en muchos sentidos a los estudiantes normalistas, a los de Ayotzinapa. Siempre nos han inspirado las comunidades zapatistas, las comunidades de esta región de Chiapas, porque son un ejemplo a seguir en su lucha, en su organización, en la forma en que enfrentan el sistema, en la forma en que defienden su territorio, sus recursos naturales y demás. Por eso, en 2006, cuando todavía estaba la Otra Campaña, nuestra escuela fue sede del paso de esta comisión. Por ahí pasaron compañeros suyos, compañeros que iban recorriendo el país en la búsqueda de articular la lucha a nivel nacional, en el entendido de que, a nivel nacional, ocurren las mismas cosas contra el pueblo trabajador.
Después del 26 de septiembre, cuando desaparecieron a nuestros 43 compañeros, cuando asesinaron a seis personas, entre ellas tres de nuestros compañeros, nosotros también nos hemos dedicado a recorrer el país, a recorrer nuestro estado, a recorrer, incluso, otros países. Tuvimos que ir a Estados Unidos a reunirnos con los paisanos que se van de mojados allá, con las organizaciones de todo tipo. Tuvimos que ir a Europa a recorrer los países de igual manera con colectivos adherentes a la Sexta Internacional y con demás personas, mexicanos y extranjeros, que se indignaron por lo que aconteció el pasado 26 de septiembre.


También hubo una caravana en el sur, en el Cono Sur de América Latina, empezando por Argentina y terminando en los países de Brasil, Uruguay y otros. Esto, con el objetivo de buscar apoyo porque no vemos cuándo el estado mexicano va a entregarnos a nuestros compañeros. Esta lucha ha sido muy difícil. Ha sido muy larga. Muy larga y muy… muy penosa para los padres de familia que han estado viviendo en nuestra escuela. Son 43 familias que, de pronto, tuvieron que dejar sus trabajos, sus casas, a sus demás hijos, para estar buscando a uno de sus hijos desaparecidos.
La sociedad mexicana, como ustedes saben, respondió de manera positiva. Han apoyado bastante. Muchísima gente que, antes del 26 de septiembre no se movilizaba, hoy en día se moviliza. Mucha gente que, antes del 26 de septiembre tenía vendados los ojos, hoy, finalmente, los ha abierto y está empezando a cuestionar este problema de la desaparición forzada y, con ello, el resto de problemas en el país. Porque no solamente nosotros tenemos un problema. También los campesinos tienen sus problemas, las amas de casa, los estudiantes, los maestros. Todos los trabajadores tenemos problemas. Y hay una lista grande de problemas que el gobierno mexicano no ha resolvido y no va a resolver nunca. Eso es lo que hemos entendido nosotros. Por eso cuando vinimos por primera vez con padres de familia y estudiantes a Oventik, cuando nos encontramos el 15 y 16 de noviembre con los compañeros zapatistas, establecimos los compromisos de recorrer el Congreso Nacional Indígena, aprender de estas luchas en la defensa del territorio, y así lo hemos hecho.

Los padres de familia, algunas comisiones, hemos emprendido recorridos por la zona occidental de nuestro país. Se ha ido a los pueblos wirárikas, a Cherán y a otros tantos lugares donde también se lucha por la defensa del territorio, se lucha contra los megaproyectos. Por eso estamos aquí, porque ahora nos toca recorrer el sureste. Hemos empezado en Oaxaca. El día de ayer estuvimos en San Francisco, Teopisca. Igual, compañeros adherentes a la Sexta nos han recibido. Y esto, esto es lo que inspira a los padres de familia, el saber que no están solos, el saber que contamos con el apoyo de muchísimas personas en México y alrededor del mundo.

Al venir a pedir su apoyo también queremos expresarles que tienen el nuestro, que nosotros también los apoyamos a ustedes, y que así como hablamos de nuestro problema a nivel nacional y a nivel internacional, también hablamos de los problemas que ustedes tienen, porque Ayotzinapa se convirtió en reflejo de todos los males de este país. Ayotzinapa hoy es portavoz de muchos problemas. Dicen que los zapatistas y que los pueblos indígenas ya no existen, que ya se rindieron, que ya se vendieron, y nosotros vamos diciendo que no, que aquí están y que nos han recibido en diversas ocasiones, que aquí están y siguen luchando. Eso es lo que les hemos dicho a los medios de comunicación y a la población mexicana. A las demás organizaciones sociales del país les hemos dicho que tenemos que unirnos todos, que no tenemos que estar peleados, que tenemos que buscar la forma de reunirnos, de ponernos de acuerdo para ir hacia delante. Porque muchas veces no logramos los cambios porque estamos peleados, no porque el enemigo sea demasiado poderoso. No lo logramos porque no somos capaces de unirnos, porque no somos capaces de ponernos de acuerdo. Y ése es un problema también que hemos visto. Nosotros lo vivimos con el estudiantado a nivel nacional. Intentamos conformar una organización de estudiantes que fuera la Coordinadora Nacional Estudiantil aquí en México,

siguiendo referentes como el de Chile con su movimiento nacional de estudiantes y otros referentes a nivel internacional en Europa incluso. Y no lo logramos. Muchos de los estudiantes todavía permanecen dormidos, todavía permanecen indiferentes y muchos quieren protagonizar, muchos quieren ser ellos los que dirigen y nada más.

Y nosotros dijimos, “¿entonces con quién vamos a ir si acá nadie, nadie quiere ayudarnos desinteresadamente?” Todas las organizaciones, la mayoría busca apoyarnos pero para colgarse del nombre de nuestros 43 compañeros, para lograr sus demandas. Y así como llegaron muchos y dijeron “estamos con ustedes”, enseguida se fueron con el gobierno y lograron sus demandas y ahora ya no están luchando. Muchos así lo hicieron. Pero muchos también no lo hicieron así y siguen con nosotros y nosotros seguimos con ellos. Y entre ellos están ustedes, compañeros. Y muchas gracias por habernos invitado.

Tienen que saber que la investigación no es clara hasta el momento. No sabemos dónde están nuestros compañeros. El gobierno mexicano insiste en que nuestros compañeros ya murieron, que fueron calcinados por tres personas nada más, por tres sicarios, y que fueron quemados en un basurero y que fueron reducidos a cenizas sus cuerpos. Nosotros no le creemos al estado mexicano porque nos trató de engañar también el 15 de octubre. Un poco antes, el 6, 7 de octubre, encontraron cuerpos. Veintiocho cuerpos en cinco fosas clandestinas alrededor de Iguala. Y dijeron que esos eran los hijos de nuestros padres de familia. Y nos querían engañar. Y entonces pedimos ayuda a las organizaciones independientes y llamaron al Equipo de Antropología Forense Argentino. Vino y tomó muestras de ADN, de sangre de todos los padres de familia y ninguno de esos cuerpos era de sus hijos. Imagínense si hubiéramos aceptado esos veintiocho cuerpos. El movimiento se hubiera acabado. Pero fue gracias a ese intento por engañarnos que la credibilidad del estado mexicano se vino abajo. Muchos de la sociedad mexicana entendió que el gobierno es un mentiroso, que el gobierno trata de engañar como ha engañado a miles de familias en todo el país, porque no son 43, son casi 30 mil desaparecidos ya en apenas diez años. Sumados los de la guerra sucia, son casi 150 mil asesinados de manera extrajudicial. Nosotros podemos hacer la misma pregunta aquí en Bachajón que les hacíamos a los suizos en Europa: “¿cuántos desaparecidos tienen, compañeros, del ’94 hacia acá o de hace diez años hacia acá? ¿Hay sicarios aquí en Bachajón, hay amapoleros, hay narcotraficantes, hay inseguridad?” Y nos contestarán, seguramente, que no, que no lo hay, que hay otras dificultades, sí, pero no ese tipo de atropellos. Y por eso venimos aquí, compañeros, porque queremos aprender de todas estas luchas.

En verdad, ojalá después de este encuentro se entablen relaciones más cercanas, podamos venir más, ustedes ir hacia allá incluso. Nosotros sabíamos que el movimiento no era solamente de los estudiantes y no era solamente de 43 familias. Tenía que ser un movimiento social, un movimiento amplio de todas las organizaciones, y por eso convocamos a la Asamblea Nacional Popular, un organismo que incluye a más organizaciones y que sesiona cada quince días en la escuela. El problema es que no vemos por ahí a los compañeros de la Sexta. No vemos por ahí a los compañeros del Congreso Nacional Indígena. No vemos a los compañeros que están construyendo autonomía. Y entones, quienes deciden la mayoría de acciones, son los que piensan casi como el de arriba, los que piensan casi verticalmente y dicen “vamos a hacer marchas y más marchas y más marchas y más marchas”. Y así nos la hemos llevado durante casi ocho y nueve meses y no logramos nada. Al contrario, la población empieza a chocarse de tanta marcha. La gente que al principio salía, hoy ya no sale porque dice, “bueno, ¿no tienen otra actividad que hacer?” Y sí, hay gente que estamos proponiendo cosas nuevas, cosas mejores, pero nos ganan a la hora de levantar la mano los que siempre quieren marchas. Y por eso quisiéramos que estuvieran personas que están construyendo la autonomía en el país. Que dijeran: “¿Saben qué? Tenemos que construir nuestro propio gobierno. Tenemos que construir autonomía. Tenemos que construir la autogestión”. Eso es lo que queremos que se diga en esas asambleas nacionales populares. Y por eso, la invitación está clara. Ojalá, compañeros, y ustedes o parte del Congreso Nacional Indígena, a quienes ustedes determinaran, pudiera acudira a las asambleas nacionales populares en Ayotzinapa, porque de otra manera vamos a chocar a la gente de tantas actividades frontales de calle que no las desdeñamos y no las hacemos menos, pero más importante que la calle es la construcción de comunidades autónomas. Más importante que andar haciendo ruido y quebrando vidrios o quemando camionetas es arrebatarle al estado sus facultades. En Guerrero lograron los policías comunitarios. Créannos, compañeros. Nos enojamos mucho cuando tenían los maestros tomados más de veinte municipios, veinte municipios. Imagínense. Y no lograron constituir nada ahí dentro de esos municipios. Así como los tomaron, los dejaron. Por eso queríamos que estuvieran compañeros de la Sexta, compañeros de estas comunidades que dijeran: “¿Saben qué? Es ahora o nunca”, como decía Miguel Hidalgo. “Es la hora de construir autonomía en esos municipios”. No se logró. Pero nos quedan cinco municipios también. Ojalá y todavía puédamos lograr algo.

Las elecciones, como ustedes saben, a nosotros no nos sirven de nada. No creemos, y aunque esté el ejército ahí, nosotros no tenemos miedo. Y por eso salimos a las comunidades y a estos pueblos a escucharlos y a que nos escuchen, y saber que vamos a buscar a nuestros compañeros hasta encontrarlos o hasta que acaben con nosotros, porque ya hay órdenes de aprehensión ahora contra los padres de familia y seguramente contra los estudiantes también. Quieren intimidarnos. Pero si hubiéramos tenido miedo, desde el principio no nos habríamos atrevido a abrir la boca. Y nosotros no somos de esas personas que cierran la boca. Muchas gracias”.

Audios en: http://radiozapatista.org/?p=13693
Para informarse sobre la lucha de Bachajón, consultar:https://vivabachajon.wordpress.com/